Entre el arte y la psicología, cuatro estudiantes construyeron ayer un muro de 1.000 libros que simbolizaba los miedos.
Bajo el lema Un muro, una palabra, los cuatro jóvenes llevaban meses recopilando libros y los 1.000 que consiguieron los amontonaron ayer en la Rambla del Raval a modo de muro.

La idea era que las personas que pasaran por el paseo pudieran llevarse el libro que quisieran a casa. Pero a cambio, debían dejar escrita en un papel una palabra que reflejara algún miedo o barrera personal que tuvieran.

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